sábado, 11 de diciembre de 2010

Lo que querías saber sobre tus amigos y no te atreviste a preguntarle a sus enemigos


Amigos, amigos, amigos...¿Qué convierte a alguien, que conoces o con quien compartes, en un amigo?

¿Es la amistad un proceso paulatino o es una especie de galardón que otorgas y/o retiras a voluntad?

¿Acaso es amistad verdadera y valiosa aquella que depende de cuánto puedan complacerse mutuamente los implicados?

Demasiadas preguntas para comenzar. A veces es mejor dejar las cosas estar, pero en este caso creo válido, al menos hacerse las preguntas correctas.

En un momento estabas rebosando de amistades, todo eran demostraciones de afecto, lealtad y confianza. Te reunías casi a diario. Sabían tus alegrías y tus tristezas y tú las suyas. Se divertían y se aburrían juntos. El mundo era poco para todo lo que tenían que compartir. Aquello parecía que iba a durar para siempre, que era imposible que se perdiera y dentro de ti agradecías a la vida tan valioso regalo. Todo era perfecto. Todo, hasta que llegó el momento de hacerte cargo de otros aspectos de tu vida que requerían tu especial atención.

El verdadero amigo jamás se interpone en tu camino, a menos que vayas cayendo cuesta abajo.

Entonces , no importaron las lágrimas y las risas en compañía, las pruebas de sinceridad y afecto manifestadas durante el resto del tiempo, los sueños colectivos que los reunieron tantas veces entorno al humo del café y los cigarros. No importó nada más que el hecho de que ya no estarías físicamente ahí. Todo dependía de eso.

Sinceramente, una amistad que sólo se pueda probar con la presencia no sé si vale la pena. Los verdaderos amigos llegan cuando todos se han ido. Vienen en tu bonanza porque les ruegas y en tu desgracia sin que lo tengas que pedir. Pueden estar al otro lado del mundo y puedes estar seguro de que cuentas con ellos. No se enfría su amistad por la ausencia. Entienden que son una parte importante de tu vida, pero que tienes todas las otras de las cuales debes hacerte cargo. Saben lo que significa necesitar tu espacio y tu tiempo, pero entienden que eres su amigo y que si te necesitan pueden llamarte y acudirás aunque tengas años sin aparecer. Tus amigos saben donde buscarte y saben que estarás para ellos.

El verdadero amigo no sólo es un compañero de diversión, sino alguien que te ayuda a crecer.


Un amigo de verdad puede compartir contigo la distancia y el silencio.

Si en determinado momento, tienes que detenerte desconcertado y preguntarte qué hiciste para perder la amistad de tal o cual persona, entonces no tenías una verdadera amistad, porque ésas no se pierden nunca.

El que ha dejado de ser amigo es porque no lo ha sido nunca.


En una relación amistosa de verdad, las sospechas, el rencor, la maledicencia, la calumnia y la difamación no tienen cabida. Alguien que fue verdaderamente tu amigo, aunque se separe de ti, se retira discretamente y conserva los secretos compartidos como si nunca los hubiese escuchado. No se deja tentar para hablar mal de ti porque realmente te apreciaba y respetaba. Si tiene algo que aclarar o alguna duda, se acerca a ti y te habla directamente y no te lanza indirectas en público para avergonzarte frente a los demás por la supuesta ruptura. Máxime si no sabe en qué situación está esa amistad en realidad.

Hay que poner ojo avizor sobre amistades que siempre te tengan a prueba. A las que tengas que estar rindiendo pleitesías todo el tiempo si no quieres caer bajo sus dudas y sospechas de que no eres su amig@. ¿Hay algo más estresante que tener que estar haciendo numeritos y cabriolas para asegurarse la confianza de alguien? Quien pretenda eso no es tu amigo.

Ante todo debéis guardaros de las sospechas, porque éste es el veneno de la amistad. San Agustín de Hipona

Y mejor provecho tendrás en alejarte para siempre.

A los amigos, como a los dientes, los vamos perdiendo con los años, no siempre sin dolor. Santiago Ramón y Cajal


Otra polilla de la amistad es la envidia. ¿Por qué razón tantos seres humanos prefieren a sus amigos tristes, desgraciados, desmoralizados, con problemas antes que felices, prósperos y exitosos? Porque piensan que entonces no l@s van a necesitar. Eligen más alegremente para sus amigos la miseria que la abundancia, pues piensan que un amigo en desgracia es difícil que desdeñe tu compañía y ayuda. En cambio si le va bien, podría prescindir de ti con mayor facilidad.

Bien, alguien que piense de esta manera, no importa el motivo ni las circunstancias, lamentablemente, tampoco es tu amigo. Quien es tu amigo no cambiaría tu felicidad por nada. No siente envidia de ti. Se alegra de que te vaya bien. Le emocionan tus logros y tu dicha como si fueran propias. Y no se resiente porque tengas algo que él o ella no.

Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo o una amiga. Simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima. Oscar Wilde.

Hay quienes mantienen a sus amigos eternamente sintiéndose en deuda porque les hicieron un favor, les sacaron de un apuro, les facilitaron una oportunidad o cedieron algún bien. Estos son verdaderas sanguijuelas para el ser. No te libras nunca de sus constantes recordatorios, directos o indirectos de lo que entienden les debes. No importa cuántas pruebas de gratitud y amistad les des, siempre serán insuficientes. Se comportan como si les hubieras quitado algo en vez de haberlo recibido, se supone, voluntariamente de su parte. Te hacen sentir presionado, obligado y culpable durante el resto de tus días y arrepentirte una y mil veces de haber aceptado lo que creías era un regalo, una prueba de afecto y amistad desinteresada.

Te mantienen en vigilancia. Cualquier cosa que hagas o digas, cualquier cosa que dejes de hacer, te convertirá en un malagredecido o traidor. Y el hecho de no estar permanentemente besándole los pies para demostrarle que recuerdas perfectamente el bien que te hicieron y que lo agradeces de todo corazón, será una prueba de que no eres su amigo, en otras palabras: no merecías su regalo. Porque en el fondo eso es lo que sucede. Sienten que no mereces lo que te dieron. Y que no eres digno de su amistad y que deberías estar adorándolos por rebajarse a ofrecértela.

El verdadero amigo es aquél de quien podemos aceptar regalos sin que tengamos que darle nada. Michel Simón.


Creo que la amistad es algo más serio de lo que se supone. Los deberes todos los sabemos y vivimos recitándolos, recordándoselos a nuestros pobres amigos. Prácticamente se los restregamos en la cara para asegurarnos que no los olviden y como advertencia y/o condición para conservar nuestra amistad. ¡Qué agallas! Una amistad con esas exigencias no vale tanto. La amistad es algo que se debe dar espontánea y gratuitamente o simplemente no darse. No es obligatorio hacernos amigos de alguien.

A la hora de la verdad, no se sabe si aquello que exigimos lo merecemos. Demasiadas condiciones les ponemos a los que tienen la desgracia de ser amigos nuestros, pero, si es así tan negociable...¿Qué ganan ellos, cuáles son sus beneficios? Cuáles derechos le asisten a nuestros amigos?

He aqui una pequeña síntesis de los Derechos de los amigos, de mi parte. Eres libre de añadir o de quitar, según tu criterio.

1.-Un amigo mío tiene derecho a su vida, a su libertad y a la seguridad integral de su persona. Esto incluye desaparecer y aparecer según lo necesite, siempre que sea para su bien y no haga nada contra la amistad.

2.-Un amigo mío tiene derecho a la libre asociación, libertad de culto, de expresión y de tránsito. Siempre que no malogre con estas mi persona, mis derechos, ni la amistad.

3.-Un amigo mío tiene derecho a verme cuando lo necesite, sin necesidad de intermediarios, ni situaciones humillantes. Llamar previamente para asegurar mi acudida al encuentro.

4.-Un amigo mío tiene derecho a hacer uso de cuantos de mis bienes y servicios Yo decida poner a su disposición. Ni más ni menos.

5.-Un amigo mío tiene derecho a su privacidad, a mi discreción respecto a sus cosas y a mi respeto hacia sus preferencias de cualquier índole y hacia la integridad de su persona. Entiéndase derecho a no ser molestado ni verbal, física, moral, psicológica o espiritualmente por mí ni por el hecho de ser mi amigo.

6.-Un amigo mío tiene derecho a mi cariño, lealtad, sinceridad, discreción, respeto, solidaridad y comprensión para consigo. En todo momento y en todo lugar, sin importar las circunstancias.

7.-Un amigo mío tiene derecho a tener cuantos amigos le parezca, al margen de la amistad conmigo. Esto excluye a mis enemigos declarados y/o personas que me han hecho mal, por supuesto.

8.-Un amigo mío tiene derecho a Hacer uso de su tiempo como mejor lo determine. Inclusive a cancelar las citas previas siempre que sea bien justificado.

9.-Un amigo mío tiene derecho a reprenderme, llamarme la atención, reclamarme y corregirme cuando actúe mal, ya sea en perjuicio mío, de él, de la amistad o de cualquier otro ser o situación. Excluídos los golpes y o maltratos físicos, las burlas, sarcasmos, indirectas y otras formas ofensivas.

10.-Un amigo mío tiene derecho a mis manifestaciones de afecto pública y privadamente. Siempre con respeto mutuo.

11.-Un amigo mío tiene derecho a conservar su espacio personal sin intervención mía de ninguna clase. Esto significa, que puede decidir si requiere mi compañía o no, sin que eso me ofenda.

12.-Un amigo mío tiene derecho a tener secretos. Sin que eso signifique que me tenga desconfianza. Él o ella es un individuo. Los hippies ya no existen. No hay razón para que mi amigo deba tenerlo todo en común. Puede guardarse lo que quiera para sí. Ese es su derecho.


Hasta pronto, amigos.

viernes, 2 de abril de 2010

África Rose


A Don Luis Poueriet Cordero,
por su gran valor humano
que desborda con su positivo influjo
los límites de su persona.

Por: Rossalinna Benjamin


Es prohibida la nostalgia, sierra mía.
Es prohibido recordar y suspirar,
dejar salir calientes volutas de humo blanco,
que es el color deslavado de la tristeza...
de la honda añoranza por la tierra amada...
la tierra de uno, caramba!

El terruño entrañable que se bebió las gotas de sangre
que un trozo verde de botella hizo brotar
enterrándose en mitad del pie descalzo...
La tierra vieja que te vio en calzones rotos,
corriendo feliz y sofocado hacia el futuro.


¡Ay, sierra mía, sierra mía!
Es prohibido abrazarse emocionado
a aquel ayer, tan lindo por tan simple.
Cuando los caballos andaban sueltos y alegres,
y se acercaban al arado a ayudar voluntariamente
y uno les dejaba pastar luego en sus predios...
y tenían nombres como "Flecha Veloz", "Terrón de azúcar"
y "Gran Zafiro" .

Cuando los padres eran gigantes sabios e invencibles,
los abuelos: viejos robles bondadosos,
las abuelas: mimosas hadas madrinas,
y las madres...las madres, sierra mía,
eran Dios con enaguas y voz dulce,
que curaban cualquier mal, mágicamente,
espantaban, cualquier monstruo, cualquier miedo
tan sólo con su diáfana luz.

¡Ay, sierra mía!
Ya no hay eso, ni galletas de canela,
de aquellas que se horneaban en fogones de barro...
Ahora sólo tenemos letreros que prohíben cosas.

No fume, no pase, no tocar, no estacione,
no haga ruido, no tome bebidas alcohólicas,
no entre con alimentos, no respire, no proteste,
no piense, no reclame sus derechos, no recuerde,
no se exprese, no medite, pero manténgase vivo
porque necesitamos quien lea y obedezca los letreros...
pues nosotros no podemos porque estamos muy ocupados
escribiéndolos.

Sólo eso es lo que tenemos, sierra mía,
Pero yo todavía te tengo a ti,
aunque ahora tú también eres un cartel...

¿Te acuerdas cuando te colgué aquí?
Desde entonces veo tus picos en neblina,
lo verdeazuloscuro de tus lejanías
y recuerdo que contigo
cubrí aquel letrero tonto de este cuartucho
que decía No raye la pared...
y tus relieves me devuelven a otros tiempos más felices
en que comía de mi tierra iletrada.
alimentándome de su real sabiduría...
tan vieja como la vida misma
y tan hermosa como el resplandor de tus cumbres y tus noches,
tan hermosas como tú, sierra mía.


Santo Domingo, R.D.
Agosto 2006